En la comunicación siempre ha habido luces y sombras, problemas y oportunidades. El actual panorama digital es rico
en oportunidades. Podría decirse que el mundo está en la palma de nuestra mano, que estamos a “un sólo click” de
contenidos actualizados e interesantes, que podemos tener una audiencia mundial. A la vez, la cercanía de noticias,
entretenimiento, y juegos, provoca distracciones y empuja a algunos públicos a la gratificación instantánea, con sus
lógicas secuelas de adicción.
Frenar el acceso a la red y los soportes móviles no parece la mejor opción educativa. Pero a estas alturas sería ya poco razonable ignorar los problemas que se derivan
del uso inadecuado de los medios digitales. La mayor parte de estos problemas existían en los medios analógicos: el
exceso en el “consumo”, la proliferación de contenidos que, por decirlo suavemente, lesionan la dignidad humana, la
explotación del sensacionalismo.
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